Las cervecerías históricas italianas (1900)

Cuando los pueblos germanos comenzaron a utilizar el lúpulo como conservante, y a través de la Liga Hansiática exportaron su uso en toda Europa, la cultura de la cerveza se difundió por todo el mundo “navegable” hasta llegar a Italia. La arqueología nos cuenta los primeros rastros encontrados de una bebida parecida a la actual “ cerveza oscura y de alta graduación” en una tumba céltica en Piomba, en Piamonte, fechada en el año 560 a.C.

Quizá sea por esta unión antigua al territorio, que en este preciso lugar, en Piamonte, muchos siglos después nacerán las primeras industrias cerveceras italianas.

La relación entre el noroeste  de la península y la cerveza fue muy  importante desde el principio. Durante el siglo XIX la cerveza estaba consideraba una bebida de lujo destinada a las clases acomodadas y solo en el siglo XX fue accesible a todos. 

Hasta entoces,  la inmensa mayoría de la cerveza que se consumía en Italia llegaba de  naciones de gran tradición brásica: Francia, Alemania e Inglaterra, pero hacia la mitad del siglo XIX, empezaron a surgir  pequeñas fábricas también en el Norte de Italia, favorecidas por el desarrollo de la política industrial de la época. 

Fueron los empresarios de la zona de los Alpes, convencidos de poder encontrar un mercado potencialmente florenciente, los que promovieron y al mismo tiempo, fueron también los pioneros de la producción de cerveza en Italia en la segunda mitad del siglo XIX, en algunas zonas de Lombardia y sobre todo,  en Piamonte.

La primera cerveza italiana fue la Spluga, de Chiavenna, según Ermes Zampollo, quien publicó un artículo sobre ella en “Civiltà del bere” en el número de octubre de 1984.  La actividad abrió en 1864 e incluso antes, a finales de los años 20, en Brescia,  el maestro cervecero austriaco Franz Saverio Wührer ya tenía una actividad de producción.

Fue precisamente, gracias al impulso de la Cerveza Spluga, que a lo largo del siglo XIX en la misma Val Chiavenna nacieron  otras cervecerías, entre ellas,  Ritter,  Silvera y C (luego Società Augustoni y C.),  G. Coray y C., Hagen y C.

Y, al inicio del nuevo siglo, en Italia había más de 150 establecimientos brásicos, capaces de producir aproximadamente más 150.000 hectolitros, tendencia que se consolidó y alcanzó un máximo, a finales de los años 20 del Siglo XX,  de 1.500.000 de hectolitros producidos en 1925.  

Turín fue la ciudad con una actividad de producción mayor, especialmente la zona de  Borgo San Donato, más adecuada a la producción de cerveza, porque podía aprovechar un agua descrita como “purísima, ligera, dulce y poco propensa a los cambios de temperatura” distinta de la que discurría por el Canal de Turín,  un transvase del Dora Riparia, que a continuación se cegó. El agua de este canal constituía no solo una materia prima fundamental sino también una fuente de energía a bajo coste. 

En Borgo, famoso por sus industrias curtidoras y por las fábricas de golosinas, a mediados del siglo XIX nacieron aquí dos de las más importantes y antiguas cervecerías torineses: Bosio & Caratsch y Metzger, a estas se unió Boringhieri ( que se hallaba a pocos metros de distancia).

Bajo el lema “Bona cervisia laetificat cor hominum” (La buena cerveza alegra el corazón del hombre), la fábrica de cerveza Bosio & Caratsch se posicionó en el mercado y se convirtió en un puto de referencia, mientras que el eslogan “Quién bebe cerveza vive cien años” fue el  mantra de Metzger, a él va el mérito de una verdadera innovación; la introducción de dos tipos nuevos de cerveza hasta entonces desconocidos enItalia:la pilsen y la bock

En cambio, en Biella,  a partir de  1846 fue Menabrea a producir   cerveza , en la que actualmente se denomina Casa Menabrea, incluso hoy es la cervecería,- en activo-  más antigua de Italia.

En la regiones del centro de Italia fue importante la experiencia de la Cerveza de  Perugia, que en la ciudad umbra se empezó a producir en torno al año 1875.